Decía en esta entrada anterior que la orientación al yo se define por dónde ponemos nuestra atención al relacionarnos con los demás. E incluye cualquier comportamiento que nos haga estar más enfocados en nosotros que en los otros.
El estereotipo de persona con alta orientación al yo es el vendedor de coches de segunda mano. Aunque en el día a día de las organizaciones son legión los líderes que muestran una alta orientación al yo de modo más sutil pero perceptible para los demás. Esto se ve cuando las personas:
- Suelen mostrar prisa e impaciencia por llegar a soluciones.
- Acumulan información, ideas, recursos…
- Hablan mucho, dominando las conversaciones.
- Utilizan mucho más el yo que el nosotros.
- Se esfuerzan, más o menos sutilmente, por recibir atención o reconocimiento.
Scottie Pippen y la Orientación al Yo
Soy aficionado al baloncesto. Y lo he jugado en mi juventud con cierta dedicación y seriedad sin llegar a ser profesional. Por ello, en mis programas con líderes me gusta poner ejemplos de liderazgo en este deporte. Y en orientación al yo suelo contar una historia sobre Scottie Pippen de los Bulls de Chicago, en los playoffs (finales) de la NBA en 1994.
Michael Jordan se había retirado por primera vez el año anterior. Con él los Bulls habían ganado el campeonato de la NBA tres años consecutivos. Sin él, los Bulls seguían siendo competitivos y su estrella y líder era Scottie Pippen. Estaba en muy buena forma entonces; esa misma temporada había conseguido el MVP (mejor jugador) del All Star (partido de las estrellas de la NBA).
Los Bulls estaban jugando los playoffs contra los Nicks de Nueva York. Y en uno de los partidos de la serie quedaban 1,8 segundos para el final y el marcador reflejaba un empate a 102. Phil Jackson, entrenador de los Bulls pidió tiempo muerto para diseñar la última jugada, el último tiro. Lo habitual en estos casos es preparar una jugada para que la estrella del equipo se juegue ese último tiro. Pero no fue así. Jackson decidió que la mejor opción era que el último lanzamiento lo hiciera Toni Kukoc, un magnifico jugador croata.
La reacción de Pippen entonces fue la de negarse a volver a la pista. Todo el mundo se quedó atónito. Pippen, mostrando un gran ego y orientación a sí mismo, estaba reconociendo ante todo el estadio de Chicago y antes todos los telespectadores que su propio estrellato era más importante que el resultado colectivo del equipo.
Finalmente, Kukoc metió una increíble canasta sobre la bocina y los Bulls ganaron ese partido (aunque perdieron la serie). En descargo de Pippen, quiero añadir que luego en el vestuario pidió disculpas a sus compañeros admitiendo que se había equivocado. ¿Las habría pedido si Kukoc hubiera errado su tiro?
Este es un ejemplo de lo que pasa cada día en el mundo organizativo. Insisto en que TODOS llevamos dentro el virus de la orientación al yo. Y requiere un gran esfuerzo personal el mantenerlo a raya y evitar que nos domine y se propague. ¿Qué podemos hacer en la práctica para ello?
Mejora tu Orientación al Yo
- Tómate el tiempo necesario para llegar a la mejor solución.
- Comparte tu tiempo, recursos, ideas, información…
- Pregunta mucho, con curiosidad auténtica por saber los puntos de vista de los demás.
- Negocia para encontrar escenarios ‘ganar-ganar’.
- Escucha para entender, no para convencer, evitando las interrupciones.
- Escucha incluso cuando estar en silencio pueda ser incómodo.
- Comparte lo que piensas, aunque sepas que no será bien aceptado.
- Aprende a disfrutar más de los resultados colectivos que de los individuales.
- Practica el mindfulness para desarrollar tu autoconocimiento.
También ayuda mucho a reducir la orientación al yo cuando mejoras tanto tu habilidad para proponer como tu habilidad para indagar eficazmente.
Lo que más ayuda a reducir la orientación al yo es el auto-conocimiento. Cuanto mejor conozcas tus limitaciones y ‘aristas’, mejor podrás gestionar tu ego y enfocarte en los demás.
La mayoría de los líderes que he conocido trabajan muy bien su credibilidad y su fiabilidad para construir confianza. Aunque el camino más efectivo, y también el más difícil y necesario en las empresas, es el de trabajar la intimidad y la orientación al yo.
Fuente: Pablo Tovar “Cómo reducir tu Orientación al Yo“