En la actualidad, son muchos los que sueñan con convertirse en emprendedores y poner en marcha su propio negocio. Vivimos en una de las épocas más fructíferas para ello, sobre todo si tenemos en cuenta las ventajas de la tecnología e Internet, donde podemos encontrar infinidad de recursos gratuitos para emprendedores. Aun así, son muchos los que a pesar de tener una buena idea no se animan a dar los pasos necesarios para convertir su sueño en realidad. Pero, ¿a qué se debe? A continuación, analizamos tres de las excusas más habituales de todo aspirante a emprendedor.
- No puedo dejar mi empleo. Una de las más recurrentes es el miedo a abandonar el puesto de trabajo actual, un abismo al que se enfrentan la mayoría de aspirantes a emprendedores. Por supuesto, se trata de un miedo real: si dejamos nuestro trabajo estaremos renunciando a la nómina a final de cada mes. A pesar de ello, esto no significa que tengamos que dejar de lado nuestra idea de negocio. Todo logro requiere esfuerzos importantes, por lo que quizá deberías plantearte empezar tu propia empresa manteniendo tu trabajo a jornada completa, al menos al principio. Requerirá una enorme cantidad de tiempo y esfuerzo adicional, pero a la larga aportará más beneficios que sacrificios.
- ¿Y si fracaso? El miedo al fracaso es una de las barreras psicológicas más habituales. Bien es cierto que la mayoría de startups cierran sus puertas en los primeros dos años de vida, pero esto no debería ser visto como un inconveniente. De hecho, se cuentan por decenas los casos de emprendedores de éxito que fracasaron estrepitosamente en sus inicios. Todos ellos tienen en común haber creado negocios de éxito después de aprender de los errores cometidos en el pasado. Uno de los casos más recientes es el de Rovio, la empresa que dio vida al popular Angry Birds: antes de dar con la gallina de los huevos de oro creó 51 juegos que casi llevan a la empresa a la quiebra.
- No tengo dinero. La ausencia de fondos con los que poner en marcha un proyecto empresarial suele ser otra de las excusas más mencionadas cuando hablamos del miedo a emprender. A pesar de que siempre quedará pedir ayuda económica a familiares y amigos, es importante tener en cuenta alternativas como exponer nuestra idea a un business angel (ángel inversor), profesionales encargados de proporcionar capital a las startups a cambio de participaciones. En caso de que esto último tampoco funcione, podemos recurrir a las plataformas de crowdfunding o financiación colectiva de las que hemos hablado en otras ocasiones.