Vivimos en una sociedad poco propensa a generar críticos. From craddle to grave, como dicen los anglosajones, hemos generado unas estructuras de poder a veces inflexibles y que no fomentan la capacidad crítica. Muy al contrario, premian e incluso evaluan constantemente las capacidades de mantenerse dentro del consenso (pensamiento acrítico o falta de pensamiento). En el colegio, la universidad, en la empresa, en la política, y en cualquier organización en la que podamos pensar, los heterodoxos y críticos no caen bien, aunque de una crítica se aprenda más que de cien palmadas en la espalda. El secretario general de un partido político lo formuló así “El que se mueva no sale en la foto”.
Y a decir verdad a nadie le gusta ser Pepito Grillo, porque nunca es fácil nadar contra corriente, ni es una labor agradecida. Pero lo queramos o no, los críticos son los que cambian paradigmas, y aunque el mayor porcentaje de lo que digan sean tonterías, sólo quienes se atreven a ser rompedores -ese 1% restante de sus ideas- son las que innovan de verdad. A todas las empresas les gustaría ser la mitad de innovadoras que Google, Apple o Facebook -y ganar al menos una cuarta parte al año- pero muy pocas premian la crítica, el pensamiento divergente, o incluso el fracaso.
Atrévete a ser crítico. Evita plantear tus diferencias de manera frontal y pública, ya que tus interlocutores se puedan sentir amenazados o incluso atacados. Pero reivindica tu derecho a pensar diferente. Picasso no fue el mejor pintor de su generación por pintar como los demás. Se auténtico aunque te cueste el puesto, Van Gogh en vida no vendió ni un cuadro, pero hoy casi nadie se acuerda de los demás. A tí que eres crítico va dedicado este artículo.
Opinante
Oí en TV decir a un experto en RRHH que “criticar es verbalizar la envidia” y me sentí en desacuerdo. Claro, al parecer y según él, si yo me mostraba en desacuerdo, si criticaba esa idea, entonces es que le envidiaba… Pues mire, no. Yo estoy a veces en desacuerdo con cosas que se dicen en asuntos de management y RRHH; y cuando lo estoy, me gusta decirlo (aunque sea yo el equivocado). No se trata de criticar-cuestionar personas, sino pensamientos, ideas… Me parece saludable el debate, el punto de vista diferente. O sea que me parece oportuna la reflexión publicada.
Me pareció muy interesante este artículo y me gustó mucho.
El sistema legislativo, político, social y educativo de mi país, por ejemplo, castiga de una forma u otra a todo aquel que piense diferente y “haga” diferente, independientemente que sea un individuo, grupo o empresa. Es lamentable.
En ningún lugar es fácil ser crítico (de hecho hay pocos como lo dice este artículo) se necesita valor y valentía sobre todo para temas de alta conflictividad o temas que te “sacan” de tu posición cómoda. Un crítico, es un crítico en cualquier circunstancia que se encuentre =)nadie puede callarle!
Saludos!
Hola Vicky, Pepe, oportunos comentarios los dos. Más que loar a los críticos tal vez habría que loar el pensamiento crítico, algo que no abunda hoy en día. Gracias a los
Sí, Alberto, el pensamiento crítico resulta precisamente crítico para encarar la información que nos rodea y buscar las verdades; creo que constituye un atributo cardinal en la sociedad de la información. Sin duda. Lo de, en su caso, criticar-cuestionar (siempre con respeto y prudencia) las ideas ajenas mediante una opinión diferente, parece contribuir al debate asíncrono que facilitan los medios y a llegar a las mejores conclusiones. A veces todos decimos cosas algo “atrevidas”, quizá pensando que los demás las darán por buenas, y de hecho parece haber poca receptividad al feedback; pero acaso deberíamos pensar algo más las cosas que decimos en público. Por ejemplo los políticos; pero todos en general, en las redes sociales, etc. Un saludo a todos.