PUBLI. Se da muy a menudo en una empresa que una persona con un perfil técnico alcanza, por unos motivos u otros, un puesto en el que deja de desempeñar las tareas en las que tiene sobrada experiencia y en las que ha demostrado su valía. Sus nuevas tareas y responsabilidades son principalmente de gestión, ámbito en el que, independientemente de las aptitudes, no tiene experiencia ni conocimientos de primera mano (en la mayoría de los casos).
¿Qué hacer en ese caso? Hay dos caminos: aprender a golpes o la solución proactiva que consiste en recibir formación específica en ese ámbito. Ahora bien, compatibilizar formación y desempeño de un trabajo que te dé de comer es, en la mayoría de las empresas complicado, así que aprovechando las nuevas tecnologías siempre se puede acudir a la formación en línea.
¿Que por qué os cuento todo esto? Por que el trabajador “hipotético” al que aludo en el inicio de esta historia soy yo (Licenciado en Matemáticas e Ingeniero Informático) y la formación necesaria es relativa a la gestión de proyectos. Así que cuando he decidido recibir formación al respecto lo que he hecho, claro es buscar en Internet y una vez recogido un pequeño abanico de ofertas he pasado a estudiarlas en profundidad.
Ese estudio en profundidad pasa efectivamente por consultar el temario, las horas, el precio (importante), la metodología (para ver si era compatible con mis responsabilidades), etc. Pero a día de hoy no me quedo con la propaganda institucional (ni yo ni nadie, espero que los responsables lean atentamente este párrafo) porque no me la creo, pueden contarme lo que quieran, pero necesito contrastar si esa información es verdad*.
Por eso me llamó la atención un programa del Instituto Europeo de Posgrado en el que además de los datos descriptivos tenían mucha más información, incluida una sección que me permitía conocer las opiniones sobre IEP. Tienen un completo temario, puedes hacerte una idea de cómo va a ser el proceso formativo (materiales, horarios, etc) y además amplían la información sobre los profesores que lo imparten y su currículo, estadísticas de dónde provienen sus alumnos, etc. También tenían cosas mejorables, no todo es color de rosa: el dossier está en PDF en lugar de incluido en la web, el 100% de las opiniones son positivas (lo cual puede llevar a pensar que “maquillan” los resultados) y, para mí el más grave, no incluyen el precio (aunque sí hablan de becas y facilidades de financiación), tienes que ponerte en contacto con ellos y ahí perderán muchos alumnos, pero eso es material de otro artículo que espero poder escribir aquí algún día.
Al final no he decidido todavía qué programa haré pero éste ha pasado el primer corte gracias a los testimonios que lo han convertido en algo real. Mientras me decido os daré un consejo: seguid formándoos que el aprendizaje no acabó cuando dejasteis la universidad. Eso sí, no hagáis como yo, llevad la voluntad a una acción.
¿Os ha pasado algo parecido? ¿No estáis de acuerdo conmigo? Déjame un comentario.
* Una manifestación más de uno de los puntos del manifiesto cluetrain: La comunidad del diálogo es el mercado.