Por el prof. Guillermo Edelberg, profesor emérito. A mediados de marzo de 2012 Greg Smith, un ejecutivo de Goldman Sachs Group Inc., el conocido banco de inversión fundado hace más de 140 años, envió una carta abierta a The New York Times por medio de la cual informó acerca de su renuncia a la empresa. La carta, titulada Why I Am Leaving Goldman Sachs (Por Qué Me Estoy Yendo de Goldman Sachs), decía lo siguiente:
Después de 12 años en la firma creo que trabajé allí lo suficiente como para entender su trayectoria en lo referido a su cultura, su gente y su identidad. Puedo honestamente afirmar que nunca encontré su ambiente tan tóxico y destructivo como en la actualidad. Dicho en forma simple: los intereses de sus clientes son dejados de lado cuando la firma piensa y trabaja acerca de cómo hacer dinero. […] Participé en reuniones de ventas en las que no se perdía ni un solo minuto discutiendo cómo ayudar a nuestros clientes. Sólo se discutía cómo maximizar nuestras ganancias a expensas de éstos. […] Me enfermaba la forma dura de expresarse cada vez que se hacía referencia a cómo exprimirlos. Durante los últimos 12 meses presencié cómo algunos directores describían a sus clientes como marionetas, incluso a través del correo electrónico. […] Me di cuenta que me había llegado la hora de irme cuando ya no pude mirar más en los ojos a los estudiantes que reclutábamos y decirles qué gran lugar era éste para trabajar. (The New York Times Global Edition, 14 de marzo de 2012)
La carta dio lugar a que la empresa, por medio de un vocero, expresara su posición: “No estamos de acuerdo con la visión expresada, la cual creemos que no refleja la forma en que manejamos nuestro negocio. Desde nuestro punto de vista sólo tendremos éxito si nuestros clientes también lo tienen. Esta verdad fundamental es la base sobre la cual nos manejamos”.
También llegó lejos. La BBC informó acerca de un editorial de Huanqiu Shibao, un periódico publicado en Beijing, que decía esto: “Un gerente senior llamó la atención sobre Goldman Sachs y publicó recientemente una carta abierta acusando a la firma de poseer ‘avaricia tóxica’ en su sangre y de tratar a sus clientes de ‘tontos’ y ‘marionetas’ … En medio de la atmósfera que prevalece en la búsqueda de justicia social, a China le va a ser muy difícil conformar un grupo talentoso que sea tan competitivo como el de Goldman Sachs … Si Goldman Sachs y otros quisieran engañar a China, sus probabilidades de ganar posiblemente no serían iguales a cero …” (BBC Monitoring Asia Pacific. Londres: 16 de marzo de 2012)
Las palabras del Sr. Greg Smith dieron lugar a muchos y variados comentarios en distintos medios de comunicación. Aparecieron los que apoyaban al autor de la carta y los que apoyaban a la empresa, los que satirizaban la situación y los que discutían su motivación; pero la diversidad no ocultó la presencia de un interrogante: ¿contribuyó la crisis de 2008 a mejorar la ética imperante en Wall Street, no cambió nada o la ética empeoró? Como señaló un autor, “se dice que es bueno ganar plata; pero ¿es siempre bueno ganar más, aun a expensas de los clientes?”
La carta podría reavivar las sospechas del público de que la cultura de Wall Street se ha inclinado fuertemente hacia el corto plazo y que por lo tanto sus clientes no ocupan el primer lugar sino el último en su lista de prioridades. Inclusive, los banqueros que no estaban de acuerdo con las conclusiones del Sr. Smith aceptaronque la carta había reavivado sus propias dudas. […] Las críticas del Sr. Smith podrían resultar muy dolorosas para Wall Street. Todavía está fresco el recuerdo de la demanda de la Securities and Exchange Commission presentada en 2010 acusando a la empresa de fraude al vender a sus clientes instrumentos financieros basados en hipotecas ?que luego derivaron en pérdidas? sin mencionar que había apostado contra estos instrumentos. […] El porcentaje de la gente que tiene poca o ninguna fe en la corrección de las empresas de inversión pasó del 26 por ciento en 2008 al 41 por ciento en 2011, según Yankelovich Monitor 2011. (N.D. Schwartz, Public Exit from Goldman Raises Doubts Over a New Ethic. The New York Times Global Edition, 14 de marzo de 2012)
J. Madrick señaló que “hoy día contamos con la portunidad para hacer que las finanzas cumplan con su deber; pero no es demasiado obvio que estemos cerca de hacerlo. La ley DoddFrank tiene puntos buenos; pero no tenemos la seguridad de que sea puesta en práctica adecuadamente. [ …] En el pasado las finanzas no funcionaron bien porque no estaban bien reglamentadas. En última instancia, no es una historia referida a la economía sino a la gente”. (An Economy Undermined. HBS Alumni Bulletin: Boston, junio de 2011)
Goldman Sachs no está sola. Dos días después de la publicación del artículo recién citado recibió la visita del alcalde de Nueva York, Michael R. Bloomberg, quien señaló que quería expresar su solidaridad con la empresa. Según dijo, “es mi obligación apoyar a las empresas de esta ciudad, que proveen tanto una base impositiva como puestos de trabajo”.
A su manera ?y en otro nivel económico? el alcalde parecería querer expresar algo así como lo que dice el tango (1): Y mañana, cuando seas un descolado (2)mueble viejo / y no tengas esperanzas en tu pobre corazón, / si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo, / acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo / p’ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.
Usted, lector, ¿qué opina al respecto?
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1) Mano a Mano. Tango, 1923. Música: C. Gardel / J. Razzano. Letra: C. Flores.
2) Descolado: estropeado, deteriorado (Diccionario Lunfardo
Fuente: Incae.com