Tal y como ilustra esta viñeta de cinismoilustrado.com, tan sólo un 11% de las ideas creativas surge en la oficina. O dicho de otra manera: casi todas las buenas ideas se obtienen fuera del horario laboral.
Y pese a todo, las empresas siguen pagando a las personas por estar presentes físicamente en un lugar de trabajo durante 8 horas al día. Se trata de un despilfarro escandaloso de capacidad humana.
Que espabilen sindicatos, políticos y empresarios: la jornada laboral (el sistema de retribución por horario otorgado) no es precisamente la medida más apropiada para valorar el trabajo en esta era del conocimiento y la economía creativa que nos está tocando vivir.
Con principios fosilizados no es posible mantenerse a la vanguardia de un mundo vertiginosamente cambiante, competitivo y global.
Buen momento para recordar la frase de Picasso que decía: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.
Fuente: Alberto Dotras – The Cool Ruler – La jornada laboral es un despilfarro.
Bueno, desde luego y en esta economía del saber y el innovar, pierde a menudo sentido la obsesión por el horario laboral, el supuesto absentismo, la puntualidad… Creo que son los resultados lo que se ha de evaluar. Cada empresa es única pero, cuando se ha de pensar, hemos de tener en cuenta en efecto que los pensamientos, las ideas, vienen a la cabeza en cualquier momento y lugar. Es, por decirlo así, la “movilidad” del intelecto… Parece que queremos que todo sea “móvil”, pero a la vez dejamos “fijo” al trabajador del saber y el pensar… Pepe.
Yo creo que a veces sólo bastaría con tener una actitud abierta y positiva a la innovación de los trabajadores. Ese ya sería un paso de gigante
Un saludo,
Alberto
Empecemos por decir que soy de los que sigue la filosofía que propones Alberto, aplicando en mi empresa un horario flexible en la que se valoran los objetivos.
Ahora bien, has generalizado un problema que no tiene sentido en el 85% de la población: no aplica a reponedores, cajeros, camareros, cocineros, personal que trabaja en cadenas de montaje, cajeros de banca, ¿sigo? Es decir, es relevante solo en el pequeño porcentaje de personas que trabaja en algo “creativo”.
E incluso para esas personas, el consejo debe ser para sindicatos, políticos, empresarios… y trabajadores. Como bien citas a Picasso, si un trabajador tiene libertad de horarios y corriendo se le ocurre una idea, ¿sigue corriendo pero en dirección a casa? ¿se pone a trabajar en la idea de inmediato? Yendo más lejos, ¿al correr estás pensando siquiera en el trabajo?
Si esas condiciones no se dan, solo queda trabajar por resultados (y cobrar como tal). Eso es lo que hacen, por ejemplo, los vendedores. Desde hace muchos años. Pero ¿cuánta gente hay dispuesta a cobrar según los resultados mensuales, por ejemplo?
Resumiendo, que sugieres que no se deberían poner horarios, pero eso conduciría seguro a que simplemente la mayoría de la gente trabajaría mucho menos. Desgraciadamente hay gente que trabaja porque ya que tiene que estar ocho horas en el sitio al menos está entretenido.
Total, que ni comentas nada nuevo, ni nada aplicable a la mayoría de los casos, ni nada aplicable a la mayoría de las personas. Un caso especial que ya se aplica en muchos de esos casos especiales en los que es aplicable.
He leído el argumentado comentario de Rodrigo, aunque creo que habíamos enfocado precisamente la economía del conocimiento y la innovación, la de los trabajadores del saber y el pensar, y es ahí donde yo también comentaba que las ideas llegan en cualquier momento, dentro o fuera de la oficina. No sé si representa un 15, o un 20, o un 40%, o más, de los trabajadores, aunque sí es verdad que cada día hay más trabajadores que proceden de la universidad o de la formación profesional.
Incluso algunos trabajos aparentemente manuales, demandan buena dosis de conocimiento. No obstante, hay sin duda muchos puestos que llevan implícitas coordenadas de tiempo y espacio, como hay trabajos más aparentemente rutinarios aunque puedan incorporar flexibilidad de horario. Creo, en realidad, que venimos a estar bastante de acuerdo todos… Pepe.
Buenas aportaciones. Por ejemplo dejar una hora libre para pensar a los albañiles no sé qué tan innovador puede ser, pero a lo que se refiere Alberto, creo que sólo aplica a los trabajos que lleven implícita una cierta creatividad, y en algunos casos también gestión de procesos. Saludos a todos
Solo un apunte, y es que yo ya perdí la inocencia hace mucho (aunque creo en la gente que aprovecharía la flexibilidad):
* ¿Si en una obra dejamos una hora libre para pensar a los obreros hablarán de la obra o del partido del Barça de ayer?