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Capitalismo-de-estado-en-argentinaSuena paradójico ¿cómo puede ser que se hable de capitalismo de estado, si el capitalismo por definición está asociado con la empresa privada?. Sin embargo, cuando el sector público se transforma en inversor de peso en muchas empresas, se suele hablar de “empresarismo estatal”,  o bien de “capitalismo estatal”. De hecho, la versión original del término “capitalismo de estado” fue acuñada por Karl Marx, el teórico del socialismo comunista, para identificar la etapa de caída del sistema capitalista (aún no ocurrida), durante la cual el proletariado se apropiaría de los medios de producción, aunque sin violencia, según dicho teórico alemán. De esta forma, en la historia del siglo XX hemos visto en el mundo muchas versiones de capitalismo estatal, algunas más extremistas que otras, como por ejemplo el caso soviético.

En nuestro país también ya vimos esta película, si bien en versión soft (por suerte bastante lejos de lo que se vio en la ex URSS, Cuba, Corea del Norte, etc.), y hoy estaríamos asistiendo a una nueva versión de la misma (la parte dos). Haciendo un poco de historia, la parte uno fue durante la época inicial del peronismo (1945-55), donde el estado argentino llegó a tener cuantiosas empresas públicas, y con el 100% de participación accionaria, excediendo por lejos la usual presencia estatal en empresas de servicios públicos (agua, gas, luz, etc.). Sin embargo, hay que reconocer que esta versión argentina de empresarismo estatal (a mi juicio muy cuestionable por su alcance) estuvo inserta dentro de un contexto mundial de política económica keynesiana (escuela económica que fomenta una fuerte intervención estatal en los mercados), donde se expandía por doquier la participación estatal en empresas privadas. Y como los gobiernos posteriores (hasta la llegada de Menem) no pudieron / quisieron desarmar este arsenal estatal (ni siquiera con Videla-Martínez de Hoz), podríamos decir que la primera parte de esta película duró hasta 1989.

Pero tan sólo 20 años más tarde, ya estaríamos viendo la parte dos de dicha película, esta vez en versión K, con una alternativa de empresarismo de estado más moderada que la de Perón, y quizás con otros objetivos estratégicos, pero en este caso, y a diferencia también de Perón, sin un contexto mundial que avale esta movida; es decir, con pocos países hoy en el mundo avanzando hacia la participación del estado en cuantiosas empresas, que excedan la normal tenencia accionaria de empresas de servicios públicos (también en declive mundial).

Hay que reconocer que esta versión K surgió casi por casualidad, ya que nuestro sistema de AFJP, que había acumulado durante 15 años un capital enorme en inversiones de bolsa, no andaba del todo bien (no por malas inversiones, sino en cuánto a los montos de jubilaciones proyectados a futuro -nos íbamos a jubilar con muy magros sueldos-), y entonces la Administración K tomó la decisión política de estatizar el sistema. De esta forma, el ANSES heredó un capital accionario muy fuerte (el de las inversiones bursátiles de las AFJP), y aparte diversificada en una gran cantidad de empresas privadas (en múltiples sectores), lo que le ha permitido al estado nacional colocar directores en dichas empresas, pero sin llegar al control de las mismas, como era la norma del intervencionismo en la época de Perón.

PRINCIPALES FIRMAS CON PARTICIPACIÓN DEL ANSES
• Banco Macro (30,90%) • Banco Patagonia (15,25%)
• San Miguel (26,96%) • Endesa Costanera (13,40%)
• Gas Natural BAN (26,63%) • Camuzzi Gas Pampeana (12,65%)
• Consultatio (26,62%) • Petrobrás Energía (11,84%)
• Edenor (26,41%) • Minetti (11,31%)
• Distribuidora de Gas Cuyana • Capex (10,73%)
(26,12%) • Euromayor (6,25%)
• Siderar (25,97%) • Aluar (9,30%)
• Telecom Argentina (24,98%) • Clarín (9,00%)
• Transportadora de Gas del Sur • Quickfood (8,97%)
(23,10%) • Metrovías (8,55%)
• Grupo Concesionario del Oeste • Metrogás (8,13%)
(21,56%) • BBVA Banco Francés (7,50%)
• Mirgor (21,54%) • Banco Hipotecario (4,87%)
• Emdersa (20,96%) • IRSA (4,47%)
• Grupo Financiero Galicia (20,44%) • Central Puerto (3,95%)
• Imp. y Exp. de La Patagonia (La • Cresud (3,50%)
Anónima) (20,24%) • Alto Palermo (1,38%)
• Molinos Río de La Plata (19,99%) • Transportadora de Gas del Norte
• Pampa Energía (22,48%) (0,73%)
• Transener (18,78%) • Ledesma (0,38%)
• Socotherm Americas (18,59%) • Tenaris (0,22%)
• Solvay Indupa (16,71%) • YPF (0,014%)
• Alpargatas (0,012%)
Fuente: Diario Los Andes

 

Sin embargo, la pregunta que emerge con esta segunda versión de la película no es si el estado tiene que poner 1, 2 o 3 directores por empresa privada; la verdadera pregunta es ¿es malo o es bueno para los argentinos que el ANSES invierta gran parte del dinero de los futuros jubilados en las empresas privadas más poderosas del país, transformándose sólo en un socio minoritario de éstas, a la espera de dividendos anuales?. Es difícil responderla a secas por sí o no, pero lo que sí está claro es que existen costos y beneficios, entre ellos:

  • el estado gana dividendos por sus tenencias accionarias en empresas con muchas ganancias, lo que engrosa sus ingresos públicos, en especial para financiar un creciente gasto público actual: BENEFICIO;
  • parte de los ahorros de la economía (el aportado por los futuros jubilados) podría estar destinado alternativamente a la compra de títulos públicos, que podrían financiar proyectos de infraestructura pública (viviendas, caminos, gasoductos, etc.) y no destinado a financiar a empresas grandes, que cotizan en bolsa y que pueden acceder a financiamiento privado a bajo costo: COSTO;
  • si bien en minoría, el estado interviene en las estrategias empresariales de muchas firmas, lo que a veces puede no ser lo más conveniente para la eficiencia deseada del mundo de los negocios, ya que en general los objetivos privados son diferentes de los estatales: COSTO;
  • se crea un contexto de incertidumbre para la inversión privada, que teme que Argentina llegue a corto plazo a ser un Venezuela, donde se expropian empresas privadas con asiduidad: COSTO.

En síntesis, todos los economistas sabemos que, para que una economía funcione bien, se debe contar con algo de intervención estatal (los mercados por sí solos suelen desmadrase con facilidad); sin embargo el empresarismo estatal no es la única forma posible de intervención, ya que, por ejemplo, los gobiernos pueden regular sin tomar participación accionaria, o manejarse con impuestos y subsidios, siendo herramientas iguales o mejores que el empresarismo estatal. La cuestión es que, en nuestro país, la medida contra las AFJP ya se tomó y hoy el estado nacional maneja una cartera de inversiones muy grande en empresas privadas, aunque sin poseer el control (ninguna pasa el 30%), lo que permite que la cosa no sea tan grave, y que se aleje por ahora de la tendencia en Venezuela, donde las cosas van a contramano del mundo hace varios años, para desgracia de la economía y el pueblo venezolano. Sin embargo, la pregunta principal para emitir un juicio sería ¿dónde debería invertir el ANSES los fondos de nuestros futuros jubilados?

  • en empresas privadas poderosas;
  • en títulos públicos que financien proyectos de infraestructura pública (casas, rutas, gas, electricidad, etc.);
  • o bien en pagarle el 82% móvil a todos los jubilados, a diferencia de ahora, que pocos lo cobran.

¿Y LO MÁS IMPORTANTE DE TODO, USTED LECTOR, QUÉ OPINA?


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