Muchos lectores posiblemente no conozcan a Chris Patten, Lord inglés y actualmente rector de la universidades de Newcastle y Oxford. Licenciado en Historia Moderna, Patten es diputado del partido Tory británico y fue ministro en la era Thatcher.
También fue durante cinco años gobernador de Hong Kong antes de perder su estatus de colonia británica, y comisario de relaciones exteriores europeas. Además de ser un hombre de una vastísima cultura, Patten es un decidido europeísta.
En octubre de 2009 hizo una visita a España y concedió entrevistas a varios de los principales diarios españoles sobre muy diversos temas. Pero el asunto que más le preocupaba era el modelo educativo europeo, y por supuesto el español. Patten comparaba el sistema norteamericano y el europeo y evidenciaba por qué EEUU sigue siendo la primera potencia en el mundo. Honestamente, yo no conocía al personaje, pero me dejó impresionado por la certeza de sos razonamientos y por su capacidad para ir a la raíz de muchos problemas.
En sendas entrevistas, Patten habla de muchos de los problemas que lleva arrastrando la educación superior europea, y nos hace reflexionar sobre la importancia de la educación y la innovación como motores de la economía. Desafortunadamente, el ser humano a lo largo de la historia ha primado el corto plazo sobre un futuro sostenible. Llevaba un tiempo recopilando información para éste artículo que hoy les presento.
Chris Patten hablaba abiertamente sobre la falta de inversión en el diario El País: España gasta un 1,1% de su PIB en educación. Y no lo gasta muy bien. Lo mismo pasa aquí. Invertimos tan sólo un 1,3% del PIB en educación e investigación. Estados Unidos emplea el 2,9%. Pero este gasto tiene una consecuencia directa en nuestro futuro y en nuestra calidad de vida.
Me sorprende es este dato: hace 50 años, la mitad de los europeos que se doctoraban allí volvían a sus países. Hace cuatro años ya sólo regresaba el 25%. Imagine usted lo que supone perder la mayor fuerza intelectual en una sola dirección. El 75% de los trabajos y ensayos científicos de Estados Unidos son escritos por extranjeros. La mitad de los start ups de Silicon Valley han sido fundados por inmigrantes. Ésta es para mí la base del permanente poder global americano.
Esto me trae a la cabeza la gran cantidad de investigadores de altísimo nivel en España que siguen trabajando como becarios a los cuarenta años. Hoy en día la I+D está en boca de todos los políticos españoles, aunque muy poco han hecho por ella en los más de treinta años de democracia.
En otra entrevista en El Mundo en su edición impresa, hablaba sobre los retos a los que se enfrentan Gran Bretaña y España: Quizá el principal problema no haya cambiado demasiado desde hace décadas.Nosotros, al igual que los españoles, perdimos un imperio, y eso hace que sigamos buscando nuestro espacio en el mundo. […] Seguimos creyendo que somos el imperioque hace tiempo que no somos.
El segundo desafío tiene que ver con mejorar nuestra productividad. El nivel educativo británico es bajo, porque no se invierte lo suficiente en educación. Esto hace que la productividad sea bajísima. La gente está muy mal preparada y falta iniciativa.
Y el tercero es un problema de índole social: hay mucha gente que se va enriqueciendo y vive mejor, pero también hay un grupo de población que se va quedando atrás y que cada vez es más dependiente de la ayuda social. Ese desequilibrio provoca familias desestructuradas, desilusión, delincuencia en las ciudades… Hay grupos fuera del sistema en una situación muy preocupante.
Sobre la crisis económica, Patten no pintaba un panorama poco esperanzador a corto y medio plazo: Soy muy pesimista. Nos enfrentamos a un período de frenazo prolongado, […] con países como Reino Unido –y sospecho que también España- soportando una enorme deuda pública. […] En el Reino Unido el déficit público está llegando a límites de una película de terror. Y esto no tiene nada que ver con ser de izquierdas o de derechas. […] Solbes o Almunia son de izquierdas, mientras que yo soy de derechas, pero dudo mucho de que discrepemos en cuestiones de política económica. Todos sabemos que ningún déficit puede aumentar hasta la eternidad porque es una carga para las generaciones venideras […] Lo que tenemos no debemos despilfarrarlo, […] lo tendremos que pagar todos los contribuyentes.
Patten también habla sobre el llamado Proceso de Bolonia. Para información de los lectores internacionales, Bolonia es la universidad donde en 1999 los ministros de educación europeos sentaron las bases de la convergencia entre los estados miembros de la Unión Europea hacia un Espacio Europeo de Educación Superior:
Somos condescendientes con los estadounidenses, les llamamos ignorantes, fanáticos e ingenuos, pero pasan 2,6 veces más tiempo que nosotros en adquirir conocimientos a lo largo de su vida. Nosotros somos hoy competentes en el fútbol o en la producción de los reality shows, pero en el campo del saber ellos nos golean. Yo creo que Bolonia no es la solución ni el problema. La cuestión es si queremos que nuestras universidades sean independientes, capaces de gestionar sus asuntos, sus recursos, de seleccionar sus propios alumnos… Lo que no puede ser es que 500 alumnos asistan a clase en un aula vieja y sucia, y que tengan que hacer trabajos que nadie corregirá después.
Y sobre la politización de las universidades se muestra contundente: Creo que los responsables de muchos sistemas educativos han sido auténticos traidores que han destruido la esencia de la universidad. Las facultades no son agentes del gobierno de turno. O cambiamos eso o nos quedamos sin universidades en Europa.
Vuelve de nuevo sobre la situación de desatención en la que se encuentra la educación superior europea: No conozco lo suficiente el caso español en particular, pero a nivel europeo en general es muy sencillo: que se invierta más, le faltan recursos. En Estados Unidos se ponen muchos más recursos en la educación superior. China e India también van a invertir mucho más. Si queremos realmente ser competitivos en los sectores de las nuevas tecnologías y de los servicios punteros tenemos necesariamente que invertir más, está claro que no gastamos lo suficiente.
Se está produciendo claramente una fuga de cerebros hacia Norteamérica, de nuestros mejores y más preparados jóvenes, porque allí encuentran más oportunidades académicas, para la investigación e incluso para iniciar una aventura empresarial. Esto es lo que realmente debería preocuparnos para invertir más en nuestra educación, algo que ya está contemplado en los Acuerdos de Lisboa del año 2000. El problema es que aún no se ha hecho.
Y no hablo de subsidiar el sistema educativo que siga unas malas prácticas o tenga una mala gestión. Hablo de reformar, de hacer ese sistema mucho más eficaz, de cuidar la calidad de los profesores y las materias que se enseñan, es decir, hacer una reforma inteligente dentro de la Universidad. Muchas veces se confunde la independencia académica con la ineficiencia.
Sobre la autoregulación de las universidades y los sistemas de selección de alumnos: Las universidades deberían ser independientes, […] controlar el sistema de admisión de sus alumnos y la duración de sus estudios. Me parece una locura que un joven estudiante tarde seis, siete u ocho años en terminar una carrera. Es una pérdida de tiempo para él y de dinero para el contribuyente.
Sobre las universidades como centros de investigación añade: También hay que saber diferenciar los papeles de las universidades. No todas pueden ser buenos institutos de investigación puntera. En Estados Unidos tienen un sistema mucho más flexible: hay colleges, una especie de institutos superiores donde se da una enseñanza mucho más vocacional, universidades estatales e institutos de investigación, como el MIT o Stanford. En Europa, en cambio, tenemos la idea de que en todas las universidades se puede hacer de todo y dispersamos esa gran cantidad de dinero que les entregamos, sin centrarnos realmente en dar esos fondos a la investigación allí donde se puede aportar un valor añadido. Osea, que no sólo se trata de invertir más dinero, sino también de asegurarnos que tenemos una mejor gestión y dirección de las universidades.
Lo importante es hacer realidad lo que tantas veces dicen los políticos europeos, reconociendo que la economía está basada en el conocimiento, lo cual tampoco me parece demasiado sabio ni novedoso, porque no hay en la historia ningún periodo en el que la economía haya estado basada en la ignorancia. Lo que yo sugiero es invertir más en la educación, reconociendo la competencia de Estados Unidos, particularmente en educación superior, y sobre todo la nueva realidad de países emergentes como China e India.
Sobre la interculturalidad en las universidades y el dominio de idiomas: Actualmente tenemos en Oxford 18.000 estudiantes extranjeros, desde el bachelor hasta el doctorado. De ellos, 750 son chinos y 250 indios, y últimamente llegan muchos más asiáticos en comparación a nuestros tradicionales socios europeos, aunque siguen viniendo españoles, franceses o alemanes. Está claro que la globalización ha afectado a la universidad como en otros campos. Algo muy importante son los idiomas, porque le resulta difícil a un joven chino aprender una lengua europea para estudiar aquí. En el Reino Unido y en el resto de países europeos deberíamos hacer un esfuerzo en el aprendizaje y conocimiento de otras lenguas.
Sobre los valores éticos en las universidades: En primer lugar hay que tener en cuenta una paradoja. Cuando se elaboran las clasificaciones de escuelas de negocios, una de las cuestiones que se miden a la hora de puntuar es cuánto gana una persona cuando se gradúa. El salario es la forma de la medir a las escuelas, ¿por qué? Me parece una medida totalmente parcial porque también se puede enseñar a un estudiante como dirigir, por ejemplo, una ONG de forma efectiva u otras actividades sociales que también son de gran utilidad.
En segundo lugar, la mayoría de los jóvenes titulados que comienzan a trabajar en bancos, servicios financieros y como abogados han estudiado titulaciones muy diversas, desde Física a Filosofía. Lo que los bancos quieren es reclutar a personas muy inteligentes y en unos años los adaptan a su propia cultura. Pero yo creo que quienes se titulan ahora tienen mucho cuidado a la hora de entrar en estas entidades y se sienten mucho más atraídos por el funcionariado, las ONG o la enseñanza, sobre todo después de esta especie de desprecio público que se ha producido cuando se ha descubierto la codicia que existía.
Sobre la vuelta a los estudios en edades avanzadas: Creo que con la crisis muchas personas piensan precisamente que es una buena ocasión para lograr una mayor cualificación en su ejercicio profesional o cambiar de actividad o sector continuando con su educación superior a través de algún programa de posgrado. Tengo un ejemplo en mi familia, un cuñado que ha vuelto a la universidad para cambiar de estudios porque estaba en un sector con una situación muy dura por la recesión. Y creo que es importante que los gobiernos les ayuden a hacerlo.
Fotografías: Fotogramas tomados de Youtube.
Por Alberto López Correa.
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