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A menudo hemos teorizado en Managers Magazine con conceptos que se atribuyen al líder, y que son difícilmente medibles: el carisma, el liderazgo, y en general la capacidad de influencia en otras personas. Dichos conceptos incluso suelen entenderse como atributos subjetivos; por ejemplo un doctor puede ser admirado con gran reverencia entre la comunidad científica, a la vez que ser una persona completamete gris en su vida cotidiana. Vamos a analizar el fenómeno del liderazgo desde un punto de vista práctico, mediante algunos discursos que ya forman parte de la historia audiovisual contemporánea. El primer discurso pertenece al Coronel Slater en la película de 1992 “Esencia de Mujer”. Slater es interpretado por un inconmensurable Al Pacino, papel que le valió el Oscar a mejor actor en 1992.

Para quien no haya visto aún la película (una de mis favoritas), Pacino interpreta a un coronel americano mujeriego, cínico y amargado que perdió la vista en acto de servicio. A su lado se encuentra  Chris O’Donell, que interpreta a un atribulado Charlie Sims. Sims es un adolescente de orígen humilde que cuida del Coronel Slater, y que eventualmente se ve envuelto en un serio problema al ser testigo de una fechoría contra el automóvil del director Trask.

Ante el solemne tribunal académico del prestigioso colegio Perth, Sims tiene la posibilidad de delatar a sus compañeros y continuar su brillante carrera académica, o callarse y con ello echar a perder su acceso a la universidad. El bueno de Charlie escoge lo segundo y Slater entra en escena.

Slater exhibe una impecable imagen a lo largo de toda la película: un cabello perfectamente peinado, un soberbio vestuario (especialmente en la escena del tango y la escena del discurso), un carácter avasallador, y un porte erguido y distinguido que le acompaña en toda la película. La imagen no es siempre imprescindible, pero ayuda indudablemente.

Pese a ser un personaje sumido en un gran conflicto interior, se muestra como un hombre con gran aplomo, casi se diría que indestructible. Su discruso exhibe un liderazgo que nace de la autoridad moral de haber sido un héroe de guerra. Los actos pasados determinan invariablemente el liderazgo presente (lo la falta del mismo) de una persona.

Al acabar la reprimenda a Charlie del director Trask, el Coronel Slater, callado hasta el momento, rompe la solemnidad de su discurso con sus comentarios despectivos y su humor mordaz. Trask intenta llevar de nuevo a su terreno dialéctico “no estamos en un cuartel”.

El argumento central de Trask es que los estudiantes de Perth son la élite por disciplinados, mientras que para Slater, la lealtad es un atributo inseparable de la élite. Slater apela al mismo espíritu de Perth y lo vuelve en contra del propio Trask. Vuelve de nuevo las tornas contra Trask al poner en duda su integridad por intentar comprar a Charlie, y lo hace una tercera vez cuando pone a Trask contra las cuerdas y éste pierde el control.

Slater abandona su tono irónico y cambia el ritmo de la discusión a uno mucho más agresivo, enviando un claro mensaje a Trask -que está ansioso por que se calle-. Le avisa de que cualquier respuesta sólo agravará su incómoda situación. Slater no gesticula demasiado, pero se levanta para enfatizar aún más su discurso, y hace un uso magistral de las pausas,  consciente de que ya no será interrumpido.

Cambia de nuevo el ritmo de violento a emocional: “he vivido mucho, ¿sabe?. Hubo un tiempo en que podía ver, y le aseguro que he visto a jóvenes, más jóvenes  que éstos incluso, con los brazos arrancados, con las piernas destrozadas, pero no hay nada como la visión de un espíritu amputado“. Slater extrapola su condición de héroe y líder en el campo de batalla, para aplicarlo en una situación distinta. Sigue manteniendo la lucha en su campo “usted cree que está mandando a éste espléndido soldado de vuelta a Oregón con el rabo entre las piernas, pero yo digo que están ejecutando su alma“. A partir de éste punto, la batalla dialéctica entre Trask y Slater es inútil y ya tiene un claro vencedor, ¿quién podría castigar a Charlie con semejante discurso?. Pero Slater sabe que un final efectista es la parte más importante de un discurso.

Consciente de que Trask está ya fuera de juego se dirige ahora al jurado, imprimiendo un nuevo giro  inspirador al ritmo de su discurso “fabricantes de hombres, creadores de líderes, tengan cuidado con qué clase de líderes están fabricando aquí“. Es importante al terminar un discurso reforzar la tesis central “(Charlie) no venderá a nadie para comprar su futuro, eso se llama integridad, eso se llama valor, y esa es la pasta de la que deben estar hechos los líderes“. Ésto a su vez es la antítesis del discurso de Trask, que viene a ser “los hombres de Perth deben acatar la disciplina y el orden, y Charlie Sims ha roto esa disciplina“.

Por último, adquiere un tono más humilde para ablandar los corazones del tribunal y concluye su discurso “aquí tienen a Charlie, ha llegado a la encrucijada y ha tomado el camino correcto […] dejémosle continuar su andadura. Ustedes tienen el futuro de éste chico en sus manos comité. Es un valioso futuro, créanme. No lo destruyan […] Un día les hará sentirse orgullosos, se lo prometo“.

Así finaliza el discurso el coronel Slater, si les ha gustado la escena y quieren conocer el final, les recomiendo ver la película entera, seguro que la disfrutarán. Buen fin de semana a todos.

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2 Responses to "Discurso y Retórica I: Al Pacino en “Esencia de Mujer” (1992)"

  1. René Molina Angel  26 octubre 2009

    Solo unas pocas líneas para expresar alguna idea sobre el artículo de Alberto López C. sobre el tema “Discurso y Retórica I” basado en la actuación de Al Pacino en la pélícula “Esencia de Mujer” (1992), para mi ha sido extremadamente grato el habérmelo encontrado en la Web, me parece magistral no solo la selección del discurso, sino de la didactica en la escenificación del Al APacino. Sencillamente Didáctico, Motiovante, Desafiante y en síntesis Grandioso.

  2. Alberto López Correa  28 octubre 2009

    Gracias René,

    Le comento que le tengo reservada una sorpresa para el 30 Noviembre, en que publicaré un artículo que tal vez le guste.

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