La obsolescencia programada
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Obsolescencia programada¿Alguna vez has oído hablar acerca de la obsolescencia programada? Si es así, sabrás que este es el nombre que recibe la programación del fin de vida útil de un producto determinado, con el único propósito de que tras un tiempo previamente determinado por el fabricante el producto deje de ser útil o incluso deje de funcionar, lo que obligue al consumidor a adquirir otra nueva unidad para sustituir la ‘defectuosa’.

El origen de esta técnica se remonta a 1932, año en el que un adinerado comerciante llamado Bernard London se propuso acabar con la recesión económica que sufrían en los Estados Unidos de América. Para ello, pretendía obtener todo el beneficio posible a costa de los consumidores ‘obligándoles’ a adquirir nuevos productos para sustituir los que habrían dejado de serles útiles o funcionar tras un tiempo previamente acordado. A pesar de su antigüedad, esta técnica es más habitual de lo que nos gustaría y ha sido inmensamente criticada debido al consumismo que genera y al poco respeto por el medio ambiente. Los beneficios para las empresas y fabricantes son obvios, ya que cuando el producto deje de funcionar el consumidor tendrá que adquirir un nuevo producto de características similares con el fin de sustituir el anterior, ya que en la mayoría de los casos este tipo de elementos no pueden ser reparados o bien el coste de la reparación sería prácticamente idéntico al de un dispositivo nuevo, haciendo que resulte más rentable desecharlo. Mucho se ha hablado y especulado acerca de este fenómeno, y la prueba está en la cantidad de documentales e información al respecto que se puede encontrar sobre este tema. Hoy en Managers Magazine nos encargamos de analizar tres productos de uso cotidiano que están afectados por este peculiar fenómeno.

  • Bombillas. Cuando Thomas Alva Edison inventó la bombilla y esta comenzó a comercializarse, tenía una vida media de alrededor de 1500 horas. Con el transcurso de los años, la fabricación y calidad de las bombillas fue mejorando y se logró aumentar su vida útil en 1000 horas más. Alrededor de cuarenta años más tarde, los comerciantes y vendedores de bombillas se dieron cuenta de que cuanto mejor era la calidad de la bombilla y mayor tiempo funcionase, menos unidades venderían, ya que los consumidores no necesitarían bombillas con tanta frecuencia. Por lo tanto, se decidió pactar una limitación de la vida útil de la bombilla de 1000 horas, lo que supondría que cada varios meses todos los clientes tendrían la necesidad de adquirir una nueva unidad. Esta táctica se sigue utilizando en la actualidad, ya que a pesar de que se han encontrado formas de incrementar en gran medida la vida útil de las bombillas, estas no se han llegado a comercializar.
  • Medias. Un elemento tan cotidiano como puede ser esta prenda es un producto digno de mención al hablar de obsolescencia programada, y es que durante la primera mitad del siglo XX (poco después de la 1ª Guerra Mundial) se inventaron unas medias de nylon que eran prácticamente irrompibles. Tras su lanzamiento, se experimentaron unas ventas enormes, ya que todas las mujeres querían adquirirlas, pero tiempo después la empresa comenzó a experimentar un descenso de ventas, ya que las clientas no tenían la necesidad de adquirir nuevas unidades debido. Por ello, se tomó la decisión de dejar de comercializar este tipo de medias y en su lugar fabricarlas con un material más débil que se rompiese tras varios usos, que son las que podemos encontrar hoy en día en cualquier tienda. Gracias a su extremada delicadeza, los fabricantes se aseguran unas ventas continuadas.
  • Impresoras. Este producto tecnológico tan común en nuestros días es uno de los más criticados, y es que muchas de las impresoras que se comercializan en la actualidad están preparadas para registrar el número de impresiones realizadas desde su primer encendido. Cuando se llega a un límite previamente escogido por el fabricante de la impresora, esta deja de funcionar repentinamente, hecho que nos obliga a adquirir una nueva unidad, ya que debido al relativamente escaso coste de una impresora, no es rentable repararla.

Estos tan solo son tres ejemplos de productos afectados por este fenómeno que solo tiene en cuenta los beneficios de unos pocos y deja a un lado el cuidado del medio ambiente, demostrando una falta de ética y moral importante, pero si dedicamos un tiempo a pensar, nos daremos cuenta de que estamos rodeados de una gran cantidad de productos que podrían tener una vida útil más larga sino estuviesen afectados por este fenómeno.

Por Sergio Asenjo.

@_sergioasenjo


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2 Responses to "La obsolescencia programada"

  1. LUCÍA  30 abril 2014

    Un articulo muy interesante.Por supuesto un descuido total del medio ambiente y del bolsillo de los consumidores, que no pueden hacer frente a los gastos que esta práctica ( carente de moral) supone y que también se lleva a cabo en productos considerados hoy como imprescindibles ( lavadoras,frigoríficos etc).

    Un saludo.

  2. Sergio Asenjo  30 abril 2014

    Hola Lucía,

    Así es, esta técnica es muy utilizada en todo tipo de electrodomésticos de uso habitual como los que nombras, por lo que de una forma u otra es algo que a todos nos afecta. ¡Me alegro de que te haya gustado el artículo!

    Un saludo y gracias por leer y comentar 🙂

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