Nietzsche y la superempresa
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Hace años, en la educación secundaria española se nos enseñaba a pensar en la clase de Filosofía, en lugar de estudiar con fe ciega ese conjunto de adoctrinamientos sociales (que no morales ni éticos) que hoy el sistema educativo español llama Educación para la Ciudadanía. Hace años leíamos a grandes pensadores de la historia como Platón, Aristóteles, René Descartes, Hume, Kant o Hegel. O a Friedrich Nietzsche, un filósofo alemán que murió a las puertas del siglo XX, y que pese a acabar sus días ingresado en un centro psiquiátrico, influyó más que ningún otro pensador el siglo que hace poco dejamos atrás.

Dado que las grandes ideas son atemporales y extrapolables a otros campos –pensamiento lateral-, recientemente pensé qué ocurriría de aplicar sus teorías del superhombre y de la metamorfosis a la empresa -estrategia-, y al gerente -liderazgo-. De esa reflexión surgió éste artículo.

En su obra literaria “Así Habló Zarathustra”, Nietzsche utiliza la figura histórica del profeta Zaratustra como un alter ego que va propagando sus propias ideas. El personaje va conversando con diferentes hombres, mujeres y criaturas que se encuentra por el camino y a las cuales desgrana sus ideas fundamentales: el superhombre, el eterno retorno, la muerte de Dios o la voluntad de poder.

Nietzsche es un iconoclasta que debe ser leído en el contexto del que surgió, ya que resultaría muy incorrecto para el lector de hoy en día: utiliza un lenguaje metafórico, lleno de retórica y parábolas en las que parodia diversos textos religiosos. Nietzsche ataca sin piedad a la filosofía, a la religión, al arte, a la literatura, a los doctos, a los virtuosos, a la cultura y a la poesía, anticipando en muchos años la posmodernidad.

El pasaje sobre el que trata el artículo habla de tres diferentes escalones por los que el ser humano debe ascender para evolucionar a un estadío superior. Lo mejor es que lean el fragmento original de “Así Habló Zarathustra”:

Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello,
y el camello en león, y el león, por fin, en niño.

CAMELLO

[…] Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, de carga, en el que
habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de
todas.

¿Qué es pesado?, así pregunta el espíritu de carga, y se arrodilla, igual que el camello, y
quiere que lo carguen bien. ¿Qué es lo más pesado, héroes?, así pregunta el espíritu de
carga, para que yo cargue con ello y mi fortaleza se regocije. ¿Acaso no es humillarse
para hacer daño a la propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la
propia sabiduría?

[…] Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu de carga: semejante al
camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.

El trabajador camello es el empleado humilde, incansable, con saber hacer y que acata perfectamente las jerarquías y las órdenes de sus superiores. Es muy difícil llegar a los estadíos superiores sin la disciplina, la autoridad moral y el conocimiento del sector que confiere haber sido camello. Una empresario camello es aquel que dirige cualquier pequeño negocio, y que pese a sus desventajas de tamaño crece a fuerza de trabajo duro y dedicación. Una empresa camello es cualquier negocio que empieza con los mismos criterios. Inditex en sus inicios era una tienda de barrio en la que se trabajaba duro, muchos años antes de llegar a ser la gran multinacional española de la moda.

LEÓN

Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león se
transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa y
ser señor en su propio desierto.

Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios,
con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria.
¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios?.
«Tú debes» se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice «yo quiero».
«Tú debes» le cierra el paso, brilla como el oro, es un animal escamoso, y en cada una
de sus escamas brilla áureamente «¡Tú debes!».
Valores milenarios brillan en esas escamas, y el más poderoso de todos los dragones
habla así: «todos los valores de las cosas – brillan en mí».
«Todos los valores han sido ya creados, y yo soy – todos los valores creados. ¡En verdad,
no debe seguir habiendo ningún “Yo quiero!”» Así habla el dragón.

Hermanos míos, ¿para qué se precisa que haya el león en el espíritu? ¿Por qué no basta
la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?.
Crear valores nuevos – tampoco el león es aún capaz de hacerlo: mas crearse libertad
para un nuevo crear – eso sí es capaz de hacerlo el poder del león.
Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso
el león.
Tomarse el derecho de nuevos valores – ése es el tomar más horrible para un espíritu de
carga y respetuoso. En verdad, eso es para él robar, y cosa propia de un animal de rapiña.
En otro tiempo el espíritu amó el «Tú debes» como su cosa más santa: ahora tiene que
encontrar ilusión y capricho incluso en lo más santo, de modo que robe el quedar libre de
su amor: para ese robo se precisa el león.

El trabajador león se replantea los fundamentos empresariales y quiere llegar más allá que el resto de sus compañeros. Su experiencia y su saber hacer le hace ganarse el respeto de sus iguales y superiores, y le permite pronunciarse en determinados temas donde ya es una autoridad. El león desafía lo establecido, no asume que todo lo que la manera tradicional de hacer las cosas es necesariamente lo mejor, busca liderar a otros y crecer el mismo. No acepta los estereotipos que le marcan desde fuera, sino aquello que el experimenta o cree que es mejor o más cierto. El trabajador león eventualmente buscará alcanzar una posición de responsabilidad dentro de la empresa, pero si siente que su labor no es reconocida, su carácter inconformista le empujará a abandonarla para continuar con su desarrollo personal en otro proyecto empresarial o convertirse el mismo en empresario. El empresario león busca la mejora continua, ser líder en costes, ganar cuota de mercado, economías de escala, exclusividad percibida y proporcionar un servicio superior, siempre se guía de acuerdo a su propia estrategia y su visión del negocio. Así son Walmart, Santander, Ikea o Toyota. Líderes en sus sectores debido a su buen hacer, a su mejora e innovación continua.

NIÑO

Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha
podido hacer? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño?
El niño es inocencia, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve
por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.
Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere
ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.

El niño ha trascendido las reglas del juego y es capaz de crear un nuevo juego donde el marcará sus propias reglas. Empresas tecnológicas como Google o Apple han reinventado todos los paradigmas de negocio conocido. Ellos no se han adaptado a los entornos sectoriales existentes, han creado su propio ecosistema de negocios, una especie de Océano Azul que llamaríamos hoy.

Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.

Friedrich Nietzsche: “Así habló Zaratustra”.


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2 Responses to "Nietzsche y la superempresa"

  1. Rodolfo  17 febrero 2013

    Es interesante el artículo que has escrito y a mí me fascina nietzsche en particular aunque admito no haber entendido exactamente tu punto.

  2. Alberto López  18 febrero 2013

    Creo que el punto es algo así como que hay tres tipos de estadíos de desarrollo para empleados / empresas:

    -Camello. Destacan por trabajar más duro que la competencia.
    -León. Lideran su sector y son libres de condicionamientos.
    -Niño. Empresas que no sólo buscan liderar su sector sino que crean sus propios “océanos azules” de rentabilidad, destacan por su creatividad.

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