Todo el mundo sabe que uno de los principles perjudicados por el consumo de grasas y azúcares es la figura. Lo que pocos saben es que el cerebro también se resiente de los hábitos alimentarios incorrectos. Un estudio con roedores de la doctora Stephanie Fulton de la Universidad de Montreal ha desvelado que alimentando a estos con más grasas transgénicas y dulces procesados, se alteraban los procesos químicos cerbrales.
Fulton dividió a los ratones en dos grupos diferenciados, el primero fue sometido a una dieta baja en grasas (menos del 1% de la ingesta en calorías) y el segundo a una dieta alta en grasas (más del 58% de la ingesta en calorías) durante un período de seis semanas. Al concluir dicho estudio, el segundo grupo aumentó el diámetro de su cintura en un 11%, pero tambien se detectó un funcionamiento anormal en su cerebro debido a desajustes químicos. Este grupo mostró mayor sensibilidad a situaciones estresantes y síntomas de abstinencia cuando se les privaba de esta alimentación.
Estos comporamientos se achacaron al aumento de la molécula CREB, que aumenta los niveles de una hormona llamada corticosterona, a la vez que reduce al mínimo los niveles de dopamina -la hormona de la felicidad-, por lo que se relaciona estrechamente con patologías de depresión. El estudio fue publicado en Diciembre de 2012 en el Interantional Journal of Obesity.
Via RT.
Foto: consumehastamorir.com
¡buenísimo artículo!
Gracias Vicky y ya sabes… A comer sano 🙂