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Dedico este articulo a todos los autónomos, a los pequeños y medianos empresarios occidentales, y también a alguno de los grandes, que arriesgando sus ahorros,  hipotecaron sus hogares y vidas, para generar riqueza. Trabajando de sol a sol de lunes a domingos, sacrificando sus propios honorarios muchas veces para que sus empleados cobren, para al final perderlo todo, salvo la dignidad.

Pero primero les dejo con este vídeo, uno de los cuatro que hicieron los sindicatos españoles con dinero público para ridiculizar a los empresarios y promover la huelga general de 2010. Una huelga orquestada contra los empresarios, como si ellos -y no políticos y sindicatos- tuvieran la culpa del desempleo del 20%.

El Siglo XIX fue el siglo de la revolución industrial en occidente, donde se creó una estructura de trabajo, en la que el proletariado que trabajaba en las industrias era lo más parecido a un esclavo de la antigua era. Hoy sigue sucediendo lo mismo con muchos empleos en la industria, y fuera de ella (en el campo y los servicios), para los ciudadanos pobres del tercer mundo.

Gracias a Dios, la llegada de un contrapoder en el Siglo XX por parte de la Unión Soviética, que decía representar al proletariado -asumamos como cierta esta última ficción-, y la presión justa de los sindicatos de aquellos tiempos, hizo surgir la conciencia suficiente en el mundo occidental, que convirtió a aquellos cuasi-esclavos, en ciudadanos y trabajadores con derechos.

No obstante ya al final del siglo XX y con la caída del imperio socialista, Occidente se relajo, buscando en muchos casos lo mejor de los dos mundos, pero fracasasó estrepitosamente cuando, buscando ese equilibrio y los derechos iguales para todos, se olvido de pensar también en el epígrafe de responsabilidades iguales para todos.

Así se crearon burocracias políticas inmensas, sistemas de protección social sin controles, que beneficiaban no solo a aquellos desprotegidos que si las necesitaban, sino también a vagos que solo querían vivir del estado, como políticos, funcionarios, agentes sindicales o simples parados sin ganas de trabajar, conformistas que quieren mamar de la teta del estado, trabajando lo menos posible y permitiendo que otros trabajen por ellos.

Hoy ya en el Siglo XXI en Europa Occidental, esto es lo que ocurre, con unos sindicatos franceses que pelean por trabajar 35 míseras horas semanales, y que su edad de jubilación no se pueda extender ni 24 meses más (cuando la expectativa de vida ha crecido mucho más en los últimos tiempo). O con unos sindicatos españoles que no se sublevan contra el paro mayor de occidente, al nivel de los países subsaharianos más pobres.

En el caso de España ni se mueven porque reciben millones y millones de euros para que mantengan la boca cerrada, y parece que les importa un verdadero comino lo que les pase a los ciudadanos de a pie que no sean parte de su sindicato. Es por eso por la que hacen un poco de teatro con una huelga general, pero seamos realistas, si el partido en el poder hubiera sido otro que no les diera tantas facilidades y derechos, con el 20% de tasa de desempleo hubieran ya quemado medio país. Pero ya se sabe que con la boca llena no se habla.

Como ocurrió en Grecia, donde la gente tenía derecho a jubilarse en muchos casos antes de los 50, y los sindicatos se resistieron a sangre y fuego a cualquier cambio que les quitara a algún privilegio a ellos o a los funcionarios, cualquier derecho por el que realmente no han ofrecido ninguna contraprestación real. Cuanto más se tarda en tomar la medicina, más amarga se vuelve.

Tristemente el mal de Europa parece extenderse a otros países miembros del Occidente económico,  como Japón, Corea del Sur, o incluso hasta el ahora líder del capitalismo, Estados Unidos. Así en Estados Unidos se acaba de implementar el sistema de salud universal, que me parece una excepcional conquista, aunque tal vez debiera pensar en reducir el descomunal déficit del país bajando el sueldo a los políticos que han llevado el país a la quiebra técnica.

Por otro lado en Occidente, los empleados de la empresa privada, ganan cada vez sueldos más bajos para el costo de vida, trabajan más horas, y pagan más impuestos, para el beneficio de los políticos, funcionarios,  sindicalistas, que prácticamente no sacrifican ningunos de sus privilegios en favor de sus “camaradas”, y mucho menos, se esfuerzan en trabajar más tiempo a pesar de la crisis.

Pero si el caso de los empleados privados es duro, el de los empresarios se acerca ya al esclavismo, pues en muchos casos, salvo de las empresas grandes y bancos intocables amigos de los políticos de turno, trabajan 18 horas al día de lunes a domingo. Y se juegan sus salarios, ahorros, hipotecan sus casas, su vida familiar y personal,  para que sus empleados puedan cobrar y para pagar sus impuestos.

Pues la diferencia entre el empleado privado y el empresario, es que al menos el primero no sacrifica su casa, sus ahorros, y en el caso de perder el trabajo tiene derecho al prestaciones por desempleo. El segundo por el contrario, puede perderlo todo e incluso tiene responsabilidad civil y penal, respondiendo con su propio patrimonio de sus errores.

Así es como el empresario se convierte en un esclavo del la sociedad del bienestar, esa que se queja amargamente de cuanto dinero ganaron en el pasado a costa suya. Pero ninguna institución se preocupa por él, ni por su posible quiebra empresarial, familiar y personal.  No todos los empresarios tenemos la suerte de cobrar bonus multimillonarios, y les aseguro que a las pequeñas y medianas empresas no se las ha rescatado -ni se las rescatará- con dinero público. Es más, si es posible se le persigue hasta sacarle la última gota de sangre.

Yo vivo en el extranjero, y veo como trabajan algunos de los funcionarios occidentales que viven aquí: entran a trabajar a las 8 o 9, para salir a las 4, si no antes. Tienen derecho a dietas, viajes, un mes de vacaciones, tienen las vacaciones del país en donde residen, mas las de su país de origen, y durante sus horas de trabajo hacen el mínimo esfuerzo.  Siempre hay alguno que es la excepción, normalmente los que tienen puestos más bajos y de más riesgo, mientras sus jefes, persiguen hasta el último canapé en las fiestas organizadas desde las distintas embajadas, organismos internacionales, etc.

En España esto se multiplica por diecisiete, al haberse creado 17 estructuras autonómicas que duplican el trabajo realizado por el estado central, para el beneficio de un 10% de nacionalistas que existen en todo el país, despilfarrándose el dinero, y sufriendo por ello el otro 90% que no son nacionalistas.

¿Y cuál es la solución tanto en mi país, como en Occidente? Pues tan sencilla como volver a rencontrar lo que era la base del capitalismo occidental durante mucho tiempo, pero adaptada a los tiempos actuales.

Todo comienza por la eliminación de estructuras innecesarias de funcionarios, eliminación de pago a sindicatos comprados para tenerlos calladitos, cancelación del paro a quien no quiera trabajar, y usar ese dinero para incentivos de creación de empleo para la empresa privada.

Luego sigue con desarrollar estructuras publicas fuertes en sectores necesarios donde el sector privado no esté todavía incentivado suficientemente para desarrollar los mismos. Estoy hablando por ejemplo de la energía verde, para la obtención de un crecimiento realmente sostenible, y para protección de la naturaleza. También estoy hablando de industrias de alto valor añadido como la espacial.  O incluso aceptaría el apoyo que en Europa se hace del campo, pues es mejor ser siempre autosuficientes, y no depender de regímenes no democráticos mas allá de nuestras fronteras, para un tema estratégico como es la comida.

Lógicamente en el momento en que estas industrias ya son lo suficientemente efectivas y rentables, se puede pasar su gestión a la industria privada, siempre fomentando la competencia y las leyes anti monopolio, oligopolio y anti-cartel, y así generando un sector más competitivo y eficiente que como se suele comportar el sector publico.

Finalmente todo acaba por establecer obligaciones iguales a derechos para cualquier ciudadano, empleado privado, o empresario, sindicalista o funcionario, y no que unos vivan de otros.

Allí, aquí, en el tercer mundo, el problema sigue siendo de Occidente. Si occidente en vez de intentar de vivir del trabajo esclavo en terceros estados, comprando barato para vivir mejor, impusiera un impuesto fuerte de importación a aquellos países que esclavizan a sus empleados, premiando con poco o ningún impuesto a aquellos países pobres pero donde se respeta al empleado (y al empresario!), se crearía un efecto domino para que ese panorama cambiara, y todos en el mundo fueran personas con derechos y también obligaciones.

Lógicamente y para ello, tendría Occidente que adoptar una postura común, difícil cuando algunos buscan solo su beneficio individual. Pero la solución existe, esperemos que algún día se entienda que eso es lo mejor para todos, y que todos ganaríamos con ello.

Quien puede implementar esos cambios? Decididamente no unos políticos ignorantes  y burócratas que sólo saben de salvar la economía es imprimiendo más dinero y aumentando la deuda. Estos burócratas decididamente deben ser sustituidos progresivamente por el pueblo, para seleccionar a emprendedores que saben crear riqueza, y no despilfarrar el dinero de otros.

Ya vemos en el poder a empresarios exitosos como el caso de Chile, un empresario que se preocupa por sus empleados, como lo hizo con sus mineros, como ningún político de pacotilla hubiera hecho, o el presidente de Panamá que genera oportunidades y atrae inversiones para su país. Espero que el buen ejemplo cunda en la región, en lugar de los Chávez, Correa y Castro.

PD. Los líderes deben de recordar que el crecimiento debe ser siempre sostenible con nuestro planeta, pues de nada vale el puro crecimiento, si en ello sacrificamos nuestra casa que es el planeta tierra y su naturaleza, pero esto es un tema para hablar otro día.


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6 Responses to "Los nuevos esclavos del siglo XXI y los de siempre"

  1. Rodrigo  13 abril 2011

    Infame video y peor artículo.

    Creía que el video era malo (a pesar de que el mensaje que transmite al final, pueda ser justo) pero el artículo es peor aún y cae más todavía en los defectos del video: generalizaciones, tópicos, mentiras varias…

    En fin, y mira que estoy de acuerdo con el mensaje de defender a los autónomos y al pequeño empresario (yo lo soy) pero artículos como este ayudan poco en la defensa.

    Una pena, dado el buen nivel que suele mantener Managers Magazine.

  2. Jose  13 abril 2011

    Bueno, me llamó la atención el comentario y, quizá sobre todo por eso, leí el texto y vi el vídeo-denuncia. La verdad es que no he sentido ningún rechazo visceral por el artículo. Cada uno ve las cosas a su manera y no podemos coincidir siempre de modo pleno, ni sería bueno. Yo creo, sí, que hay fundamento para lo que se dice, aunque quepa alguna disensión y debate, como en otros muchos artículos…

  3. Alberto López  13 abril 2011

    Bueno, es que Rodolfo es un provocador nato =) pero el debate siempre es bueno. Si que creo que en España y en Europa hemos llegado a una hiperburocratización que llega a paralizar la economía, aunque es culpa de todos y de nadie en particular. Gracias Jose y Rodrigo por los comentarios.

  4. Rodolfo Bay  18 abril 2011

    Saludos a todos. Como dice Alberto, el debate siempre es bueno, y la critica aunque sea negativa, pero siempre que sea constructiva, tambien. Lo unico es solicitarle a Rodrigo que me diga en que generalizaciones y topicos ha caido el mismo, para ver si puedo refutarselo, o darle la razon. Pues rectificar siempre es de sabios.
    Eso si, estimado Rodrigo, mentiras no se han dicho, pues solo hablo de lo que vivo directa o indirectamente y veo con mis propios ojos.

  5. Diego Livian  28 abril 2011

    Pues creo que es un artículo que razona bien, tal vez exagera los puntos. Y elimina grises para caer en el blanco/negro.

    Rodrigo no creo que el mensaje sea para defender al empresario, sino en enfocar el problema no sólo en los empresarios, sino en otras estruturas establecidas. El empresario no necesita defensa, porque es una opción, una opción que cada día es menos atractiva, lo que trae otros problemas más graves. Pero al ritmo actual dentro de unos años no existirán los empresarios occidentales.

  6. Alberto López  29 abril 2011

    Bueno, aqui entran en juego dos palabras: libre mercado y globalización. Hace 30 años ni empresarios ni trabajadores podían elegir salir de su país, pero ahora por medio de estas palabras sí se puede elegir.

    Creo que el punto de Rodolfo es que si no se valora a los empresarios lo suficiente, tienen muchas opciones para elegir. El es empresario español expatriado en Guatemala. Tal y como estan las condiciones para un empresario en España, sinceramente no creo que yo abriera una empresa allí.

    Lo mismo pasa con la mano de obra, si no te gusta lo que hay te puedes ir a otro país. Yo soy español expatriado en Panamá porque el mercado laboral español no funciona. Hoy rozamos los cinco millones de parados o el 21% de la población activa en España.

    Evidentemente la destrucción de capital humano y tejido empresarial es prácticamente irreversible y sus impactos se notan a lo largo de bastantes años. Una pena que estemos así.

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